Al entrar en la ciudad, el agua de la laguna se cobija en el espacio. Acondicionada, serpentea a través de todos los canales, permitiendo la navegación y maravillosos paseos por el centro histórico de la ciudad y por modernos espacios comerciales y de ocio. Deslizando por los canales, a paseo, en barcos, antiguamente utilizados en las duras faenas de la laguna, puede sentirse el pulso de la ciudad. Ese caserío reflejado en un espejo de agua, proporciona un maravilloso baño de luz, de color y de brillo. Desde el amanecer hasta la puesta del sol, en cualquier época del año, la Ría será siempre seducción.